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Valle de Bravo

Pareciera que la misión de este lugar, fuese ponerte en contacto con los elementos naturales más primitivos. Su lago, como centro de vida, atrae por su inmensidad y belleza.

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El aire despierta el espíritu aventurero. De aquí son los mejores veleristas del país y se disfruta enormemente volar en parapente o ala delta para conocerlo todo desde arriba. La tierra es pródiga en belleza, con paisajes montañosos verdes por doquier que quitan el aliento. Por último, el fuego que adormece los espíritus en chimeneas, fogatas y temazcales invita a renacer una y otra vez.

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Su clima amigable permite la práctica de actividades deportivas y recreativas como esquí acuático, velero, kayak, vela, motocross, tirolesa, senderismo, campismo, ala delta, parapente, golf. 

Historia

El nombre antiguo de Valle de Bravo es Valle de Temascaltepec una palabra de origen náhuatl, que se compone de temazcalli, "baño de vapor", y tepec, "lugar en el cerro", y significa "lugar en el cerro de los baños de vapor".

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El área que ocupa en la actualidad Valle de Bravo, estuvo poblada desde hace siglos por las etnias Matlatzinca y Mazahua. Son dos pueblos indígenas, autóctonos de la zona central de México, que habitaban simultáneamente distintos territorios.

A lo largo de la Revolución Mexicana, la población de Valle de Bravo fue acosada en seis ocasiones por las huestes carrancistas y zapatistas, en el periodo comprendido entre 1912 y 1917.

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A finales de la década de 1940, se terminó de construir la Presa Valle de Bravo, integrada al complejo hidroeléctrico Miguel Alemán. De tal manera surgió el Lago Avándaro, lo que perfilería por completo a Valle de Bravo como un atractivo destino turístico.

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En 1971 Valle de Bravo fue nombrada como ciudad típica y en el 2005 como Pueblo Mágico, por sus excelencias turísticas y tesoros históricos, naturales y culturales.

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